a los electrones les falta el culo
*una amante veraniega me enseñó a ponerlo en esos términos
les faltan los huesos
y les sobran los alambres
aún a sus ondas
les falta sonido
y a su brillo
olor
a lo electrónico
le falta misterio
a sus enigmas
les faltan corazonadas
a sus vibraciones
les faltan mis vibraciones
y a su contaminación
le falta duda
a la electrónica
claro que le falta amor
y le sobran pequeños electrocutamientos
le sobran nerds
y cegeras
le sobran teléfonos móviles
y le faltan salas oscuras
para ver películas
para actuar
para tener contacto
electrónicamente
estamos degenerados
sin degeneraciones
generadoras
como las de herny miller
o charles bukowski
estamos
advertidos por minúsculas partículas
que a nuestra vida se le va a acabar la batería
a un mono le están enseñando a pensar
de una manera
que su brazo ya no necesite ser su brazo
para que pueda curarse
de su falta de extensiones
todos estamos esperando
electrónicamente
a que ese mono
nos salve la vida
y le de sentido
a este infierno
truly gómez
08/25/10
miércoles, 25 de agosto de 2010
lunes, 23 de agosto de 2010
Jeremías
Jeremías,
tu osadía de pirata negro al asalto de un castillo de cartas de caña y madera de inmortal caníbal de su propia alma han cautivado mi atención. Tus dientes me recuerdan a un perfecto abrelatas vivo y huido de la dimensión de los sueños a traficar en este mundo su propia sangre, tal cual la dejaste sobre una viga saliente como una península en el aire al pie de un balcón de cuarto piso con vista al mar.
¡Oh, rata! ¿Cómo subiste hasta ahí? Nunca olvidaré tu cola de cordón de carne colgando como cuerda de escape ni tu cuerpo de botella inflable, cargada como bomba molotov. Tus patas agresivas de abuelita brava, tu nariz astuta de antropólogo de lo comestible y tus fauces abiertas de grito final revelaron tu nombre en el soplido rojo del horizonte.
¡Oh, salvaje Jeremías! ¿Por qué moriste como andinista enganchado a una peña en espera de los carroñeros? ¿Dónde están tus hermanos kamikaze, bailarines paganos de la Tierra?
Como amigo y abogado, por su bien te lo aconsejo: ¡no lo digas! hay tantos que te odian solo por tus barbas rojas y tu descaro de sobreviviente del Cretácico. Por su bien, espero que no estén en la bodega. ¿Cuántos pueblos más están dispuestos a treparse como entes del caos en busca de liberación?
Y ahora que te he enterrado bajo la palmera, hermoso Jeremías, en descomposición de cinco días en granos de arena, voy a tomarme un ron en tu memoria y celebraré la suerte de que tú no me hayas encontrado a mí. Pero quién sabe lo que hubieras hecho con mi cuerpo, quién sabe cuál sea tu forma de mostrarme respeto sino como la energía viva en tus venas eternas de la idea que eres en el cerebro de la Tierra.
¡Salud y anarquía, mi querida rata! Los piratas persistiremos más allá del fin de la historia en el sueño de un niño salvaje.
-La Hyena
tu osadía de pirata negro al asalto de un castillo de cartas de caña y madera de inmortal caníbal de su propia alma han cautivado mi atención. Tus dientes me recuerdan a un perfecto abrelatas vivo y huido de la dimensión de los sueños a traficar en este mundo su propia sangre, tal cual la dejaste sobre una viga saliente como una península en el aire al pie de un balcón de cuarto piso con vista al mar.
¡Oh, rata! ¿Cómo subiste hasta ahí? Nunca olvidaré tu cola de cordón de carne colgando como cuerda de escape ni tu cuerpo de botella inflable, cargada como bomba molotov. Tus patas agresivas de abuelita brava, tu nariz astuta de antropólogo de lo comestible y tus fauces abiertas de grito final revelaron tu nombre en el soplido rojo del horizonte.
¡Oh, salvaje Jeremías! ¿Por qué moriste como andinista enganchado a una peña en espera de los carroñeros? ¿Dónde están tus hermanos kamikaze, bailarines paganos de la Tierra?
Como amigo y abogado, por su bien te lo aconsejo: ¡no lo digas! hay tantos que te odian solo por tus barbas rojas y tu descaro de sobreviviente del Cretácico. Por su bien, espero que no estén en la bodega. ¿Cuántos pueblos más están dispuestos a treparse como entes del caos en busca de liberación?
Y ahora que te he enterrado bajo la palmera, hermoso Jeremías, en descomposición de cinco días en granos de arena, voy a tomarme un ron en tu memoria y celebraré la suerte de que tú no me hayas encontrado a mí. Pero quién sabe lo que hubieras hecho con mi cuerpo, quién sabe cuál sea tu forma de mostrarme respeto sino como la energía viva en tus venas eternas de la idea que eres en el cerebro de la Tierra.
¡Salud y anarquía, mi querida rata! Los piratas persistiremos más allá del fin de la historia en el sueño de un niño salvaje.
-La Hyena
jueves, 19 de agosto de 2010
una cierta promiscuidad de occidente
como anillo al dedo
el candado al chicle
del condón dulce
del prisionero fiel
a un occidente amargo
amalgamado en la derrota
del consumismo
del comunismo
y del patriarcado
una cierta promiscuidad de occidente
una cierta parquedad en los adultos
la angustia es el ritmo
de este esqueleto sexual
en el que miles coreamos
por una corea del sur
y no una del norte
truly gómez
08/19/10
el candado al chicle
del condón dulce
del prisionero fiel
a un occidente amargo
amalgamado en la derrota
del consumismo
del comunismo
y del patriarcado
una cierta promiscuidad de occidente
una cierta parquedad en los adultos
la angustia es el ritmo
de este esqueleto sexual
en el que miles coreamos
por una corea del sur
y no una del norte
truly gómez
08/19/10
viernes, 13 de agosto de 2010
you
hubo un cambio químico en mi cerebro
te metiste en mi sistema
supongo que te quiero
que quiero que compartamos una cama grande
los sábados por la mañana
y que escojas el nombre de nuestros hijos
si me dejas enseñarles a tocar la batería
santiago soto
08/12/10
te metiste en mi sistema
supongo que te quiero
que quiero que compartamos una cama grande
los sábados por la mañana
y que escojas el nombre de nuestros hijos
si me dejas enseñarles a tocar la batería
santiago soto
08/12/10
lunes, 9 de agosto de 2010
el futuro está en las estrellas
en otro tiempo
te hubiera llamado
emocionado
a contar
que el futuro
está en las estrellas
te hubiera dicho
que cogieras tu maleta
y te fueras conmigo
porque ya teníamos
en que confiar
en este tiempo
me detengo
pienso dos veces
en tu nombre
después me acuerdo
que estoy enamorado
de alguien más
y que hay futuro
en las estrellas
con ella
santiago soto
08/09/10
te hubiera llamado
emocionado
a contar
que el futuro
está en las estrellas
te hubiera dicho
que cogieras tu maleta
y te fueras conmigo
porque ya teníamos
en que confiar
en este tiempo
me detengo
pienso dos veces
en tu nombre
después me acuerdo
que estoy enamorado
de alguien más
y que hay futuro
en las estrellas
con ella
santiago soto
08/09/10
viernes, 6 de agosto de 2010
antiques
greyhound street artists
in their own streets
she's drinking water of the street
but she can't do that
this city used to be
six square streets big
I don't want you to get hit by a car
a taxi cab
that would be very unpleasant
the last funeral we went to was grandpa's right?
well the next one will be allie's
why do you ask?
a lot of things happen in a couple of years
she said she's married
allie
one of my only jobs is to keep you from dying
your greyhound is beautiful
she's being stubborn now
juventus
she raced one time
these dogs have been around since ancient times
you're right
egyptians had them
they were more into cats though
what's your dog's name?
allie
tg
08/06/10
in their own streets
she's drinking water of the street
but she can't do that
this city used to be
six square streets big
I don't want you to get hit by a car
a taxi cab
that would be very unpleasant
the last funeral we went to was grandpa's right?
well the next one will be allie's
why do you ask?
a lot of things happen in a couple of years
she said she's married
allie
one of my only jobs is to keep you from dying
your greyhound is beautiful
she's being stubborn now
juventus
she raced one time
these dogs have been around since ancient times
you're right
egyptians had them
they were more into cats though
what's your dog's name?
allie
tg
08/06/10
lunes, 2 de agosto de 2010
Otro Mundo
Hace cuatro días salí en una first date de película, con una chica pintada el pelo de azul eléctrico. De entrada nos conectamos en la conversación, fuimos adquiriendo confianza y de a poco, como la marea, fuimos subiendo el tono y acariciando la confianza. Como gente, nos muchamos, nos quisimos mucho ese día, me invitó a su casa y dormimos juntos en su cama, cuales gatos en caja de zapatos. Si los amores duran para siempre, la eternidad cabe en un segundo, como la reverente llama de un fósforo. Sin embargo, con mi nariz entre sus pelos, me preguntaba yo si la amaba más allá de este instante y no surgía en mi cabeza ninguna respuesta. Como las soluciones alejandrinas a los acertijos gordianos no me gustan, me alegré y no le dije nada. Entonces, probando la misma confianza, comencé a jugar con ella, a acariciarla y de a poco, como el agua caliente a través de la ropa, todo su cuerpo conoció mis manos y se deleitó en ellas. Ella también me acarició con hambre y gozamos en el cuarto sin luz, en la oscuridad de los ojos cerrados. Y así, amándonos de ese modo, nos quedamos dormidos. Antes de entregarme al caos de los sueños, recordé una conversación con una chica, cuando dijimos cada persona es una bomba: cuando despierte, me dije, si despierto, debería estar preparado para cualquier explosión. Uno nunca sabe si está durmiendo con un destructor de civilizaciones detrás de un antifaz de letras.
En la mañana, como suele ocurrir en las películas porno, me invitó bañarme con ella y cuando estuvimos desnudos bajo la ducha, me detuvo con su mano tibia en el centro de mi pecho, mientras con la otra sostuvo la típica navaja de peluquero y me dijo “¿puedo afeitarte el cuello?”, mientras me miró a los ojos con carita de niña inocente y me dije “¿será traviesa?”. La noche anterior, conversando en el carro, no le di importancia a la gran distancia que hay desde el pueblo hasta su casa, tampoco me preocupé, cuando entramos besándonos y dejando la ropa al paso, que había algunos cuartos cerrados con candados. Mirándola a los ojos y a su pelo, entonces, no pude negar la posibilidad de que el Barba Azul de nuestra época sea una mujer; ¿acaso la ducha no es el lugar perfecto para un asesinato desnudo? Yo al menos no asesinaría a nadie en mi cama. Cuando le pregunté “¿por qué?”, me dijo “es una costumbre cariñosa”. Le dije “bueno” y me cortó el cuello. Caí debajo de sus ojos serenos como un mar verde, su sonrisa carnosa de labiosa sabida, sus pechitos redondos y vibrantes, su ombligo pálido me llevó a la playa, su pelo castaño oscuro y churón me recordó a un helado caliente y salado y entonces ella se transformó en sirena y me golpeé contra el cemento debajo del agua de la ducha, sin conciencia del dolor que estaba ahí como una aguja en la mano y cuando vi el desagüe frente a mi nariz, lo supe todo, lo entendí, recuperé un instante del presente total de mi percepción y vi sus pies peludos dejar el baño.
Entonces me desperté en su cama. (¡Amagados!, no, yo morí hace tres días; morí como nadie jamás ha muerto en un baño o eso creo. Y que conste que no me vi Sicosis, traté de verla, no creo que caché mucho y me abrí casi enseguida…)
Me levanté de la ducha y tal cual un undead en ese momento descubrí que la muerte nunca existió. Mi herida no estaba, pero estaba muy seguro, demasiado, sabía, conocía mi memoria, la quiero mucho a mi memoria, la respeto: me habían matado de la forma más limpia, caí como conejo en trampa de un especista de la mierda. Me pregunté “¿Acaso los animales sí mueren? ¿Será que nunca fuimos animales? ¿Seremos de otro planeta, unos queriendo la libertad de la empatía con el planeta y otros goloseando el poder otorgado por el sometimiento? ¿Y qué hago, ahora, como un buen muerto? Nadie jamás se ha anunciado como vivo. Pero Cristo se anunció como el dios inmortal y resucitó al tercer día de su crucifixión. ¿Por qué nadie más lo ha hecho? Wow, el mundo se puso de cabeza…”. Y como persona moldeada por el sistema educativo, jamás pensé en la blasfemia de nombrarme a mí mismo como dios. ¿Cuánta humildad puede caber en un muerto? Entonces supuse:
“Los muertos piensan en dios”. Sin embargo, recordé a Nietzsche y enseguida me olvidé de la supuesta blasfemia: Dios ha muerto dijo. Claro, crucificaron a Cristo, su resurrección causó la misma atracción que un pozo petrolero y el poder de los judíos creció hacia arribísima, en el mundo entero, conformándose la cadena del poder actual; ¿acaso el petróleo no es otro ídolo? Si nunca vamos a morir, ¿dónde están los muertos? Los asesinos serían los verdaderos liberadores ¿y por eso van presos? Nah, si fuera así, las guerras la hubieran ganado los muertos, su rencor por el enemigo y su ego de inmortal destruiría filas enteras y cada uno de ellos se llamaría Legión, como la fila de demonios dentro de ese cuerpo judío, liberado por Cristo. ¿Acaso soy yo un demonio? ¿Acaso los muertos perdemos la conciencia y nos convertimos en soldados obedientes de la industria estatal, Haters, zombies controlados por Satán, sabedor de nuestra vida perenne? ¿Están los homo sapiens muertos de la Tierra viviendo el infierno de Platón? Y Nietzsche explicaba como todo lo temible para el hombre gregario es llamado dios o demonio, demonio se le llamó al Superhombre inventado por el filósofo. ¿Soy un superhombre? Y solo entonces me tranquilicé porque recordé a los superhéroes. Tal vez yo tengo una habilidad especial y por eso me escondería, cambiaría de identidad, ocultaría esta habilidad tan poderosa de curarse y regenerarse, como la cheerleader de la serie de TV: Heroes. Y ella dijo, lo recordé recuperando la paz en mi corazón, que el futuro no está escrito en una piedra, y pensé, quizás haya algo bueno en este mundo nuevo.
Vi la navaja en el lavabo, frente a mí, me atreví a caminar, a salir de la ducha sin sangre, sonora como una regadera pesada sobre un jardín. Tomé la navaja y me corté el cuello otra vez. Otra vez caí. Y con las justas la vi venir corriendo, a ella, hacia mí, ahora expresando una desesperación de la que no fui consciente. Me levantó de la arena, esta sirena mía, esta llorona cuyo nombre no quiero acordarme, cuyos gritos, mientras trataba, ya muy tarde, de arrastrarme hacia la ducha, solo decían “¡Te amo! ¡Te quiero conmigo! ¡Yo quería que me acompañes a vivir para siempre, conmigo, bajo el agua celestial de mi ducha rejuvenecedora! ¡Quería compartirte mi secreto más grande, mi secreto eterno!”. Eso fue lo último que recordé. Acá en la playa blanca de los muertos, habitada por las sirenas y los monstruos-mitos de las aventuras de Ulises, necesitan escritores honestos, escritores que denuncien el desastre del mundo, aunque ya no sienta la satisfacción de mi ego “bondadoso”. Quién sabe cómo publicarán mis historias, a quién poseerá el ángel o daimon de Sócrates o dios o dioses, para escribirlas en el mundo de los vivos. La incertidumbre con respecto a todas las preguntas incontestables de la vida, incluyendo la misma muerte, persiste en este mundo, porque las famosas soluciones fueron los mayores mitos de nuestro tiempo; fue la promesa de ellas la autora de las campañas por el sometimiento de la vida a este mundo, el de los muertos, y este mundo de los muertos pide sangre y almas para preservarse. Aunque a mí ya no me molesta. La paz prometida está aquí, porque ya no tenemos hambre, ni risa, ni dolor o amor y cuales vampiros desesperados por la nostalgia del mundo de los vivos, escribimos: solo eso hacemos, como condenados de la memoria. Las letras de los escritores nunca mueren. Y mi destino, así (no) me duela, nunca fue amarte, mi pequeño dulce inmortal.
-Don D. Dantés
(La Hyena)
En la mañana, como suele ocurrir en las películas porno, me invitó bañarme con ella y cuando estuvimos desnudos bajo la ducha, me detuvo con su mano tibia en el centro de mi pecho, mientras con la otra sostuvo la típica navaja de peluquero y me dijo “¿puedo afeitarte el cuello?”, mientras me miró a los ojos con carita de niña inocente y me dije “¿será traviesa?”. La noche anterior, conversando en el carro, no le di importancia a la gran distancia que hay desde el pueblo hasta su casa, tampoco me preocupé, cuando entramos besándonos y dejando la ropa al paso, que había algunos cuartos cerrados con candados. Mirándola a los ojos y a su pelo, entonces, no pude negar la posibilidad de que el Barba Azul de nuestra época sea una mujer; ¿acaso la ducha no es el lugar perfecto para un asesinato desnudo? Yo al menos no asesinaría a nadie en mi cama. Cuando le pregunté “¿por qué?”, me dijo “es una costumbre cariñosa”. Le dije “bueno” y me cortó el cuello. Caí debajo de sus ojos serenos como un mar verde, su sonrisa carnosa de labiosa sabida, sus pechitos redondos y vibrantes, su ombligo pálido me llevó a la playa, su pelo castaño oscuro y churón me recordó a un helado caliente y salado y entonces ella se transformó en sirena y me golpeé contra el cemento debajo del agua de la ducha, sin conciencia del dolor que estaba ahí como una aguja en la mano y cuando vi el desagüe frente a mi nariz, lo supe todo, lo entendí, recuperé un instante del presente total de mi percepción y vi sus pies peludos dejar el baño.
Entonces me desperté en su cama. (¡Amagados!, no, yo morí hace tres días; morí como nadie jamás ha muerto en un baño o eso creo. Y que conste que no me vi Sicosis, traté de verla, no creo que caché mucho y me abrí casi enseguida…)
Me levanté de la ducha y tal cual un undead en ese momento descubrí que la muerte nunca existió. Mi herida no estaba, pero estaba muy seguro, demasiado, sabía, conocía mi memoria, la quiero mucho a mi memoria, la respeto: me habían matado de la forma más limpia, caí como conejo en trampa de un especista de la mierda. Me pregunté “¿Acaso los animales sí mueren? ¿Será que nunca fuimos animales? ¿Seremos de otro planeta, unos queriendo la libertad de la empatía con el planeta y otros goloseando el poder otorgado por el sometimiento? ¿Y qué hago, ahora, como un buen muerto? Nadie jamás se ha anunciado como vivo. Pero Cristo se anunció como el dios inmortal y resucitó al tercer día de su crucifixión. ¿Por qué nadie más lo ha hecho? Wow, el mundo se puso de cabeza…”. Y como persona moldeada por el sistema educativo, jamás pensé en la blasfemia de nombrarme a mí mismo como dios. ¿Cuánta humildad puede caber en un muerto? Entonces supuse:
“Los muertos piensan en dios”. Sin embargo, recordé a Nietzsche y enseguida me olvidé de la supuesta blasfemia: Dios ha muerto dijo. Claro, crucificaron a Cristo, su resurrección causó la misma atracción que un pozo petrolero y el poder de los judíos creció hacia arribísima, en el mundo entero, conformándose la cadena del poder actual; ¿acaso el petróleo no es otro ídolo? Si nunca vamos a morir, ¿dónde están los muertos? Los asesinos serían los verdaderos liberadores ¿y por eso van presos? Nah, si fuera así, las guerras la hubieran ganado los muertos, su rencor por el enemigo y su ego de inmortal destruiría filas enteras y cada uno de ellos se llamaría Legión, como la fila de demonios dentro de ese cuerpo judío, liberado por Cristo. ¿Acaso soy yo un demonio? ¿Acaso los muertos perdemos la conciencia y nos convertimos en soldados obedientes de la industria estatal, Haters, zombies controlados por Satán, sabedor de nuestra vida perenne? ¿Están los homo sapiens muertos de la Tierra viviendo el infierno de Platón? Y Nietzsche explicaba como todo lo temible para el hombre gregario es llamado dios o demonio, demonio se le llamó al Superhombre inventado por el filósofo. ¿Soy un superhombre? Y solo entonces me tranquilicé porque recordé a los superhéroes. Tal vez yo tengo una habilidad especial y por eso me escondería, cambiaría de identidad, ocultaría esta habilidad tan poderosa de curarse y regenerarse, como la cheerleader de la serie de TV: Heroes. Y ella dijo, lo recordé recuperando la paz en mi corazón, que el futuro no está escrito en una piedra, y pensé, quizás haya algo bueno en este mundo nuevo.
Vi la navaja en el lavabo, frente a mí, me atreví a caminar, a salir de la ducha sin sangre, sonora como una regadera pesada sobre un jardín. Tomé la navaja y me corté el cuello otra vez. Otra vez caí. Y con las justas la vi venir corriendo, a ella, hacia mí, ahora expresando una desesperación de la que no fui consciente. Me levantó de la arena, esta sirena mía, esta llorona cuyo nombre no quiero acordarme, cuyos gritos, mientras trataba, ya muy tarde, de arrastrarme hacia la ducha, solo decían “¡Te amo! ¡Te quiero conmigo! ¡Yo quería que me acompañes a vivir para siempre, conmigo, bajo el agua celestial de mi ducha rejuvenecedora! ¡Quería compartirte mi secreto más grande, mi secreto eterno!”. Eso fue lo último que recordé. Acá en la playa blanca de los muertos, habitada por las sirenas y los monstruos-mitos de las aventuras de Ulises, necesitan escritores honestos, escritores que denuncien el desastre del mundo, aunque ya no sienta la satisfacción de mi ego “bondadoso”. Quién sabe cómo publicarán mis historias, a quién poseerá el ángel o daimon de Sócrates o dios o dioses, para escribirlas en el mundo de los vivos. La incertidumbre con respecto a todas las preguntas incontestables de la vida, incluyendo la misma muerte, persiste en este mundo, porque las famosas soluciones fueron los mayores mitos de nuestro tiempo; fue la promesa de ellas la autora de las campañas por el sometimiento de la vida a este mundo, el de los muertos, y este mundo de los muertos pide sangre y almas para preservarse. Aunque a mí ya no me molesta. La paz prometida está aquí, porque ya no tenemos hambre, ni risa, ni dolor o amor y cuales vampiros desesperados por la nostalgia del mundo de los vivos, escribimos: solo eso hacemos, como condenados de la memoria. Las letras de los escritores nunca mueren. Y mi destino, así (no) me duela, nunca fue amarte, mi pequeño dulce inmortal.
-Don D. Dantés
(La Hyena)
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