Jesus dijo que no hay que poseer
pero ¿que opinaba él, cada vez que le agarraba las nalgas a María Magdalena?
¿no sentía que ella era suya?
¿que su carne era la de él mismo?
¿que se desdoblaba y se extendía,
la penetraba y la despedía,
todo en un mismo manto de saliva, semen y uñas que desgarran?
como un lobo apareándose
un mordisco en el cuello
drácula viviendo de la sangre de la mujer amada
de la leche de la mujer amada
que es la misma en cada encuentro
poseer
totalmente poseer
brindar
y emborracharse
festejar
la mujer ha sido vencida, poseída y penetrada
por un momento sometida
por un momento amordazada
ella disfruta ser atropellada contra la pared del baño
es un sentimiento real,
un atrevimiento real,
un crimen real,
un amor,
un silencio espectral,
cuando ya no está,
cuando volvió a ser
la misma mujer, madre, intensa, abrupta, posesiva
serena y feminista que siempre quiso ser
un ser independiente
un ser de no tocar
la que te acaricia
y después ya no te quiere acariciar
la mala
la puta
a la que hay que dejar
todos los versos infames
y el más estúpido y frecuente enamoramiento
una celebración
amor
amor
amor
dónde será que me puedo sentar a fumar un cigarrillo
y festejar
TG
2008 02 20
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario