A veces la angustia me hunde el cuchillo en la espalda
y siento al gusano próximo a la herida.
A veces siento una asfixia,
un susurro de desdicha que me inyecte el virus del mal genio.
A veces reniego de la vida,
de la declaración de lucha permanente,
de la guerra sin cuartel.
Y me canso,
y me pierdo,
me como las uñas.
Me siento en la vereda del camino
y dejo que la urbe me llame.
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me cagaste
ResponderEliminarme encanta